1 de enero de 2011










RECUPERANDO EL TIEMPO


Tal y como Séneca le manifestaba por carta a su amigo Lucilio con el consejo de “hacer el tiempo tuyo”, Francisco Arévalo Badía ha sacado provecho de esta epístola laica, y ha recuperado algo que ha sido innato en él: la expresión mediante la creación artística; en este caso la pintura y el dibujo.
El tiempo que se nos roba puede que le haya impedido otrora poner de manifiesto esta cualidad y ahora lo toma en sus manos para dejarnos noventa láminas a plumilla, de cuidadoso detalle en su realización.


Ha escarbado en la niebla de ese Jaén mancillado por el neo-urbanismo y la desidia ciudadana, para mostrarnos estampas del recuerdo y la nostalgia, de una ciudad que atesoraba la esencia del tiempo en sus calles y rincones.


Nos deja en el libro “ De paseo por el Jaén antiguo”, de cuidada edición, el regusto de la añoranza y la historia que se completa con el comentario añadido en cada una de las láminas por reconocidos escritores de esta ciudad, como D.Vicente Oya Rodríguez, D.Manuel López Pérez, D.Jose Luis Buendía López, D.Rafael Cámara Expósito, D.Pedro Casañas LLagostera, D.Francisco J.Martínez Rojas, D.Matías Raez Ruiz y la modesta colaboración del que coloca letras y palabras en este blog.


Y toda esta obra se realiza para asombro de cuantos la contemplan, gracias al empeño de una sencilla asociación de vecinos de Jaén, la de la Loma del Rollo, cuya dirección ha aunado las voluntades, esfuerzos e ilusiones para dejarle al lector en sus manos algo tan vivo como la imagen y la palabra.
Una asociación vecinal que ha generado la “locura quijotesca” de la que hablaba D.Miguel de Unamuno en su “Vida de Don Quijote y Sancho”,: y han creído en ella con fe tan viva y engendradora de obras, que acordaron poner en hecho lo que su desatino les mostraba, y en puro creerlo la hicieron verdad. ………A esos nobles desvaríos siempre se le buscan dobles intenciones.
Y realmente aquí las hay. La primera es llevar la cultura a manos de la ciudadanía, y en segundo lugar hacerlo de forma filantrópica de manera que este libro tiene como condición su gratuidad. Lástima que a tan pocos les dé por locuras tan grandes.


Le debo a Francisco Arévalo, mi hermano Paquito, la gratitud fraternal de contemplar como las raíces de nuestros padres, Francisco y Elvira dan fruto y deben de ser ejemplo para las generaciones que nos sucedan en la familia, y le pido que siga haciendo el tiempo tan suyo, que no se lo arrebaten, para poder seguir conservando su amor hacia el arte y la cultura, que en definitiva es lo que nos hace ser más personas.