Los estudios de algunos medios económicos ponen a la luz el
aumento de la denominada “brecha económica”. La comparación de las subidas de
los sueldos de los directivos, (más de un 7 %) y la constante rebaja de los
salarios de la “”clase de tropa”, ( pérdidas de mas de un 10%) pone en evidencia
el gran escalón existente entre los asalariados mini-euristas y los
asalariados plus-euristas, llegándose a la conclusión de que la clase media ha
desaparecido, para sumarse al personal de ese patio de monipodio social
en el que deambulan la desigualdad, la pobreza, indigencia,
los sin papeles, los sin-futuro, las generaciones perdidas, etc.
En la década de los 70, la
Escuela de Chicago y su entorno de economistas elaboraban las doctrinas del
liberalismo extremo, convergentes además con el fundamentalismo religioso. En 1980 el Presidente de EE.UU, Reagan, hacia
su traducción de estas teorías: “La economía de EE.UU no funciona porque los
ricos no son suficientemente ricos y los pobres no son suficientemente pobres”.
Esta versión “popular” explicaba cómo llevar a la práctica esta conjetura. Y
ciertamente se pusieron a ello transformando el capitalismo industrial en
capitalismo financiero, popularizándolo mediante la llamada cultura del
pelotazo, para que las clases medias pudieran beneficiarse del enriquecimiento
rápido y pudieran creerse que habían ascendido al escalón de los nuevos ricos.
La araña había tejido su tela y
tendida la trampa. El ladrillo y la especulación eran su hilo y en el quedaron
prendidos las víctimas que serían devoradas por la araña para sustento de esta.
El origen de esta recesión
económica y sus promotores, ha sido hábilmente ocultado, como la tela de araña,
para confundir a las víctimas. Y así, se creyeron que el problema era la
solución, frente a los grupos de economistas (Juan Torres, Vincent Navarro,
entre otros) que ponían el dedo en la llaga denunciando el camino erróneo y
aportando soluciones para no caer en el engaño fatal.
Queda claro que hay que aumentar el
término “pobre” de la ecuación para que el resultado sea cada vez mayor. En
esta matemática, Mariano Rajoy y su partido han sido siempre alumnos de nota
brillante.
Debemos ser conscientes de si queremos o no
seguir alimentando también este término de ecuación, que nos conduce
irremediablemente a la trampa tendida.
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