Releyendo a Víctor Hugo, me
llamó la atención una frase que subrayé: La rutina es el pasado que se obstina
en seguir. Las palabras de este romántico francés me han hecho relacionarlas
con estos tres últimos asesinatos de la mano de la violencia machista. Uno de
ellos, además, ha coincidido con la celebración del 8M. He revisado todos los medios de comunicación,
y sobre todo las redes, para comprobar que tristemente no me daba la impresión
de que hubiera ocurrido nada que pudiera adjetivarse como excepcional. Es
cierto que estos tres asesinatos han sido objeto de noticia, pero distingo
entre esto y la opinión, que va siempre más allá de la reseña.
Cuando la sociedad española se ve
sometida a una convulsión tan perversa en cuarenta y ocho horas, que trasgrede
terriblemente no sólo la ley que prohíbe matar, sino el hecho de que el hombre
mata y elige su víctima por ser mujer,
es necesaria una respuesta no sólo en el ámbito de la noticia. Las columnas de
opinión y las editoriales deben de expresarse
con la máxima dureza, ante una barbarie de este tipo.
Bien está el clamor que recorrió
las calles españolas el 8M, pero ese ejercicio ciudadano de reclamar la
igualdad que nuestra Constitución proclama nada más y nada menos que en su
título primero como valor fundamentador del sistema jurídico, es un ejercicio
del día a día. Los derechos ni son ni están para ser objeto de alarde anual.
Decía pues, que las redes
sociales no han reaccionado clamorosamente ante estas cuarenta ocho horas de
odio y sangre. Es cierto que asiduos como Miguel Lorente y otros/as no dejan de
ser una voz en defensa de la igualdad y en condena de la violencia machista,
pero a veces da la sensación que predican en un desierto peligrosamente
desentendido de este cáncer social que corroe a nuestra sociedad.
Por eso la conversión en rutina
de la escucha y conocimiento en medios y redes de la violencia machista y sus más
extremas consecuencias, el asesinato, producen un efecto peligroso, tal como es
el retroceso a los tiempos de: la mate porque era mía.
Añadámosle este rearme patriarcal
promovido por fuerzas políticas de ultraderecha, para los que los derechos de
la mujer deben de ser revisados y encajados en el “orden de toda la vida”, de
acuerdo con la filosofía de Machistoteles, y tendremos la posibilidad de ver el
“Ministerio del tiempo”, no como una serie de ficción, sino como una realidad
cuya puerta de salida será difícil de encontrar.
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