Me llamó mi amigo trianero, el
Biempe , sobre unas cuartillas que descuidadamente me había dejado en la taberna
de La Antigua, cerca del Altozano sevillano, en uno de nuestros últimos
encuentros. Le agradezco su cuidadosa
guarda y envío, y aunque fueron noveladas en los últimos días de marzo su
contenido es intemporal, de ahí que salgan a la luz en las ya frescas mañanas
de agosto, que propician al recuerdo y la reinvención.
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Noche de perros locos. Una niebla difícil de cortar, como el jamón viejo y pasado, aplastaba mansamente las riveras del sevillano paseo de Cristóbal Colón. El Biempe bramaba ciscándose en los “undives”. El uso de manzanilla, dice, te limpia los ojos y te sirven como faros antiniebla a la hora de acertar en los pasos de los desconocido y más aun en lo sobrenatural.
No ha “marelao” bien el trato de los dos armarios de roble que le
costaron un pico del pañolito que
graciosamente lleva en la chaqueta y que me asegura servirle para distraer en
la faena al comprador y poder rematar una ventajosa venta con el
artificio y engaño artístico que
requiere una buena estocada comercial. En esto el Biempe ha aprendido de los
mejores diestros de la Maestranza, y aplica el arte de Cuchares a los andares
de Mercurio.
Casi sin darnos cuenta, enfrascados en la neblinosa conversación, abordamos el inicio del puente de Triana.
Ojo con las barandas del puente que el Guadalquivir se ha comido a
mucha gente. Se recogió en el cante de una soleá de Triana (apola) : las
barandillas del puente se menean cuando yo paso, advierto a mi amigo Biempe.
En el Altozano gira a la
izquierda, y como una querencia cuando queremos acordar nos hemos refugiado en
La Antigua.
Dos manzanillas para aclarar
la espesura nocturna y otra para que se
deshumedezca el sombrero y entre en calor, que
las pulmonías atacan por el pelo.
Esto de la barra es un teatro en el que somos actores y autores
privilegiados. Interrumpe Juan Carlos el tabernero de forma educada y
oportuna, para adobar estos decires.
Caso y personaje, le digo, como
escribía un filósofo contestón y salmantino de apellido Unamuno.
Miro hacia el fondo, sin nada en
concreto en que fijarme y el Biempe que está al loro de “diquelar”, contesta : Aquí
no hay televisión. Eso es la inquisición de la palabra y el pensamiento.
Y
me doy cuenta que el Biempe lee algunos libros que apadrina de
marchante, de las librerías de viejo a las que surte en la limpieza de los
muebles antiguos que “bisna”.
Vamos, que tiene su culturita y “chanela” entre las letras.
Le he preguntado por el Macoqui y
me dice que las palmó de repente en la línea quince de la página 167 de un
libro.. Su autor y creador Alfonso Fernández le dio mulé.
Ya sabes Biempe, eres personaje y cuando termine la última página……..
A veces los personajes obedecen resignadamente
al autor, aunque en otras se rebelen y confundan con el mismo, por interés
concertado de ambos en sus ansias de sobrevivir.
No me chulees que soy tan de carne y hueso como tú,
Y en un gesto se tira del pico
del pañuelo, que otea en el bolsillo superior de su chaqueta, para distraer y llevarse el bicho al tendido
en el que más cómodo filosofa. ¡¡ Qué arte en el discurso ¡¡.
Posiblemente yo sea más memoria, cuando tú seas polvo y olvido.
¡¡ Ioputi, el Biempe me ha acojonao ¡¡, exclamo ante tan profunda
verdad, salida del alma propia y la de
la manzanilla.
Otras dos manzanillas y
un papelito de jamón pringosillo. Del que reconforta los gustos del saboreo y
el olor.
Juan Carlos, el regidor del
establecimiento, que silenciosamente ha seguido nuestra conversación, exclama: Teatro, un teatro.
Y tiene razón Juan Carlos, si no
lo exige el guión, para que vamos a prescindir de nadie en la obra.
Al final me ha liado. El Biempe me ha liado.
¡¡ La madre que me parió ¡¡
Nota: Hay algunos términos en
caló que para quienes no los conozcan traslado su significado al castellano:
UNDIVES: Dioses
MARELAO: Acabado
DIQUELAR: Mirar, ver
BISNAR: Vender
CHANELAR: Saber, entender,
conocer
DAR MULÉ : Matar.
1 comentario:
Pimo, genial, como todo lo tuyo. Pero siempre nos dejas con ese regustillo en el alma que no termina de consolarnos. Por ello, para cuándo ese libro salido de tu matriz autodidacta que muchos esperamos como agua de mayo.
Y no me des largas, que ya sabes que un servidor no es amigo de dejar las cosas para después.
Te estamos esperando.
Un abrazo como yo de grande.
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