Mañana de paz y sol, entre el
inmenso bosque mediterráneo de olivos. Navegando por los mares de verdes
plateados, con mi amigo Enrique, compañero de la Universidad de Jaén y patrón de océanos azules. Marinero de aguas
infinitas, junto a un grumete de ficciones y sueños.
Unidos por viejos pasados paralelos de aprendizajes
comunes.
Te he escuchado con envidia
contar los cabotajes de tu vida. He largado velas a tus órdenes en puertos milenarios como El Pireo y
remontado el Misisipí. En sus riberas
hemos visto a nuestro antiguo amigo Tom Sawyer; descender los barcos de palas y sorprendernos
el gran rio con el último sol de la
tarde mientras sonaba la vieja balada de Moon River.
Junto a los albatros han volado
las pequeñas cosas, que no se si nos dejaron en realidad tiempos de rosas.
Y ambos hemos puesto barquitos de
papel para que ahora la pluma sea jinete
azul sobre papel cuadriculado.
Tal como me dices, tienes un gran
libro de hojas blancas, que espera ser navegado por tu memoria, llena de
recuerdos. De velas blancas y aguas azules como la mar océana que tantas veces
has recorrido.
Ábrelo y sin miedo navégalo, para
que algún día quien con curiosidad lo lea, sepa ser marinero.
Como yo hoy, gracias a ti.
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