21 de abril de 2012

LAS OTRAS EXPROPIACIONES.





LAS OTRAS EXPROPIACIONES


A ritmo de trompetas y sombreros de mariachis mexicanos, Mariano Rajoy ha escogido este “oficial” escenario político para anunciar nuevamente lo de “donde dije digo, digo diego”. Ni siquiera ha respetado el sagrado lugar de la democracia, tal como es el arco parlamentario del Congreso, para lanzar un nuevo anatema al estado de bienestar, imponiendo el copago sanitario de los medicamentos.

Con tierra de por medio, en este caso agua y bastante, ha intentado zafarse de la bronca social que produce esta medida.

Diga lo que diga, los medicamentos farmacéuticos forman parte intrínseca del conjunto de derechos de la sanidad pública, e intentar separar esto de la atención médica, es de una perversidad tal, que desarbola el necesario equilibrio de un sistema que hasta ahora se basaba en la equidad. Por mucho argumento económico de mínimos trimestrales de copago, esta medida vendrá a agravar en primer lugar a los jubilados y en segundo lugar a las clases más desfavorecidas estableciendo un impuesto a la enfermedad.

Una regulación más eficaz en la dispensa de productos farmacéuticos, en el número de unidades en caja de cada medicamento, adaptado a tratamiento, o bien un concierto global con las empresas del sector, hubiera generado más ahorro tanto para las arcas estatales como para el ya mermado bolsillo del ciudadano. Pero eso no favorece a las grandes multinacionales farmacéuticas que verían mermados sus beneficios. Esa es la gran diferencia sobre quien tiene que soportar la crisis.

Aprovechando la escenificación de la expropiación de YPF por el gobierno argentino ha visto que esto de las expropiaciones va bien dependiendo a quien le toque.

Nos ha expropiado nuestros derechos laborales, con la reforma. Nos ha expropiado nuestro derecho a la educación con los recortes anunciados por el ministro Wert, bajo la concepción de que la educación es un gasto cuando se trata de una inversión que abona el presente y futuro de un país. Finalmente nos ha expropiado nuestros derechos sanitarios, consolidados como el resto, durante décadas.

Como la serie de dibujos animados del conejo americano (bugs bunny), al final de cada capítulo ha terminado diciendo: to be continued. ESTO CONTINUARA.

Por desgracia va a ser así
























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