A finales del pasado año colaboré en el libro “De paseo por el Jaén antiguo”, intentando describir el alma urbana de varias calles de Jaén. Dejé constancia en el blog de la puesta de largo de esta edición y ahora voy a publicar aquí dos de las piezas que forman parte de esta obra. La primera de ellas corresponden a una vieja calle de nombre sonoro, que transcurre en la esencia urbanita del viejo Jaén: la calle Zumbajarros.
La calle Zumbajarros es una calle pina de empedrados escalones que desciende partiendo de la redonda que circunvala el cerro coronado por el antiguo castillo árabe, “El Abrehuí”, desde cuyas alturas la vista abraza los horizontes que pintan la lontananza multicolor de estas tierras.
En la parte más alta de esta calle se domina la torre de la antigua mezquita, hoy iglesia de La Magdalena, que se erguía hacia el cielo prometido de las huríes y a la que los moradores de ese antiguo barrio del “Yayyan” morisco, atendían para escuchar la llamada a la oración del muecín.
La piedra y la palabra se hacen verso viejo para describirla:
MOAXAJA DEL ALJOFAR
Blanca perla
en noche de primavera.
De Abrehui baja
por la estrecha callejuela
y arrancas los jazmines
el azahar y la verbena.
Sabe cómo se llega a la fuente
bajando por esa cuesta.
Al manantial va a bañarse,
el de la mezquita vieja,
donde esperan tres morillas
para llevarte con ellas.
Blanca perla
en noche de primavera.
En su cántara cada una,
con el agua de la fuente,
mil aljófares quieren.
Cuidado, les dice Aixa,
que por la empinada cuesta
se os quiebre la alcarraza y
nos quedemos sin perlas
Blanca noche,
blanca cuesta
en noche de primavera.
Desde el alminar,
el muecín también quiere cogerla.
¡Ay, cómo será mi aljófar, mi luna,
cuándo Alhamar te pierda ¡
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