24 de mayo de 2010

PREGON DE PRIMAVERAS



PASEILLO ANTES DEL PREGON


Vecinos y Vecinas


Tengo el orgullo de ser el pregonero en este año de 2010 de las Fiestas de Primavera del Barrio de la Loma del Royo, con Y GRIEGA Y CON ELLE, que por tres letras no vamos a cargar contra los molinos manchegos, y quiero manifestar mi gratitud a los que han contribuido a que así fuese, en especial a la Junta Directiva de la Asociación de Vecinos, reconociendo que el único mérito, de mi parte, sea el haber sido vecino de su calle más alta, Santo Tomás, durante más de quince años, y eso genera amor y pasión, aunque ambas descansen en el regazo de la nostalgia.
Encontrarme esta noche, en este rollo, nunca mejor dicho, rodeado de autoridades, de vecinos y vecinas, algunos amigos, otros familiares, es uno de los acontecimientos más emotivos de mi vida, porque no solamente satisface mi vanidad de persona, sino que me permite expresar en voz alta mis sentimientos de afecto y cariño.

Las circunstancias nos obligan a cambiar a veces de censo, aunque el corazón siga manteniendo sus raíces en aquellos lugares en los que la vida le hizo un sitio para latir, unas veces de alegría, otras de no tanta y otras de pena.
Lo que acabo de manifestar parece una construcción estética , pero que se sobrepone ante la realidades de lugares descorazonadores, desabridos, de gente que va y viene sin más nexo de agrupación que el rojo o el verde del paso de peatones en donde se ven obligados a parar.
Por eso en mi aportación escrita al programa de fiestas de hace dos años bajo el título Cosas del Tiempo, decía que me sentía “peregrino permanente de ida y vuelta” de este barrio vivo.

Soy de aquí.

De este cerro calizo y arcilloso desde cuyo altozano se puede seguir el sol cuando al amanecer tiñe de rubio la negrura del pico de Mágina y por la tarde desparrama su ocaso rojizo siguiendo al viejo padre Guadalquivir hasta perderse por Sanlúcar.

Soy de aquí, porque sigue siendo un barrio vivo.

Vivo porque en él vive el color verde permanente de los naranjos, porque no hay nada más vivo que el blanco y el verde.
Porque el olfato permite distinguir los olores de los celindos, del azahar, de los rosales y jazmines.
Porque se vive de los sentidos y los sentidos viven aquí entre sus calles.
Vivo porque sus vecinos se miran a los ojos a pie de calle, y eso es cultura. Por eso el barrio apenas tiene escaparates. Porque en los escaparates no cabe lo que está vivo.
Esos están más allá de la frontera de la Avda de Madrid.
Y vosotros vecinos y vecinas de la Loma del Rollo habéis decidido festejar a la primavera con una fiestas por todo lo bajo, es decir a pié de calle, a la altura de la acera en donde todavía las sillas ocupan atardeceres en los que la palabra del diálogo se impone frente a ese monólogo dictador de la pantalla, que nos condena a la distracción del silencio.

Las fiestas de primavera,…….
los sentidos nuevamente…….

en donde se mezclan los olores de la fritanga de pinchitos, con el azahar de los naranjos y el papelón de tallos sabe a celindo.
Y en esto de las fiestas recurro a la invención del ingenio cervantino: “De la parte de esta enramada, si no me engaño, sale un tufo y olor harto mas de torreznos asados que de azahares y rosal: fiestas que por tales olores comienzan, para mi santiguadas que deben ser abundantes y generosas “
Así pues, hecha esta licencia de paseíllo por la plaza de la nostalgia, abro el portón de las palabras para dar paso al

PREGÓN DE PRIMAVERAS

Es viejo decir poético, con variada fortuna repetido, que con la llegada de la primavera, la naturaleza se viste con sus mejores galas, encubriendo la magra y seca desnudez del invierno con brillantes y copiosos adornos.
Este es el momento en que los vecinos y vecinas de este honrado barrio deciden alborozarse, olvidar los muchos quehaceres que a cada cual, según su estado, ocupan, desvelan y con frecuencia agobian, organizando grandes diversiones, espectáculos públicos y entretenimientos que suspenden estos ánimos.
Debo desde este pregón advertir a los lomarollenses para que tengan tino y tiento en cuanto se refiere a gozar de las fiestas.
El gozo desmedido lleva a la querella, hija casi siempre de la exageración. Debéis de gozar de vuestras fiestas con fruición. Tanto en lo que el regimiento de su mancomunidad ofrece, como en lo que el solaz privado permite, habéis de concurrir todos a la mayor fastuosidad y encanto de estos días alegres, pero, repito, con el cuidado que la vida en común pide, teniendo siempre presente que la convivencia es respeto mutuo y que salirnos de este camino lleva a la desobediencia civil y a que los hombres se descarríen y sigan perversos principios que dan al traste con las virtudes.
Aunque es notorio y de común conocimiento que los vecinos y vecinas de este barrio suelen hacer buenos oídos a las admoniciones y advertencias de su Alcaldesa, séame permitido recordar que entre las virtudes que hacen un vecino perfecto y acabado, una muy principal es la cortesía, merced a la cual conservamos viejas amistades, ganamos nuevas, hacemos de los extraños propios y no pocas veces de los hostiles enemigos, amigos de apego y fiar, logrando por añadidura, que quienes visitan este barrio poblados de vecinos corteses, se hagan lengua de ellos, maravillados de la apacible condición de sus moradores.
Siendo que este barrio ha de ser visitado por un sinnúmero de curiosos, bueno es y muy conveniente que extrememos la sobredicha virtud de la cortesía que, común entre nosotros, en ocasiones se olvida, por la preocupación, el mucho trabajo o el descuido, cuando no por el enfado o la ira.
Encarezco pues a los lomarollenses, que atiendan con particular esmero a sus visitantes, conduciendo al perdido, orientando al perplejo y sosegando al inquieto.
Adviértese también a los vecinos, con suma severidad no exenta de amor, que se esmeren en mantener limpias las calles, en la pulcritud de las fachadas y en la perfecta colocación de los coches en los lugares que correspondan, para pasmo de nuestros visitantes y gratificación y contento de nosotros mismos.
Confío especialmente en la juventud de este barrio, que es tranquila y tolerante, pues acepta la opinión y el ejercicio cívico de los demás, sin querer imponer su propia voluntad o criterio, sin más motivo que la voluntad irracional.
La juventud de este barrio es buena y limpia, con la conciencia transparente, por no haber en ella envidia ni maldad y confía en que se comporte durante las fiestas sin salacidad ni grosería, sin irreverencias, sin deslenguarse en la conversación, prestando cuidadosa atención a los adultos y respeto máximo a los que han llegado a la vejez.
Y si los jóvenes han de hacer bromas, como su propia edad pide, háganlas con donosura y gala, pero sin daño, y si de retozar se trata, retoces, porque es propio de la juventud el glorioso retozar, pero háganlo sin daño para los bienes públicos, respetando los lugares en los que haya flores y céspedes, que hermosean este barrio y todo cuanto al bien común ataña.
La comunidad de este barrio, invita a todos al concurso de las fiestas y hace esta invitación a los próximos y ajenos, a los más inmediatos y a los remotos. Que en todo Jaén se sepa que la Loma del Rollo, en sus fiestas, hace llamamiento para que concurran a ellas y convivan con este barrio y quienes lo habitan, que hoy es la capital de la primavera.
Finalmente, vecinos y vecinas, amigos y amigas, autoridades, familiares, vuelvo a hurgar en la tradición literaria de nuestro Quijote y termino con una alocución de las fiestas de Camacho, “ que estos días no sean de aquellos en los que tenga jurisdicción el hambre y la sed. Mirad si hay por ahí un cucharón y una hermosa bota; espumad cuantas gallinas estiméis y buen provecho os hagan.


Que sigáis bien.